lunes, 17 de junio de 2019

Reina Roja




Reina Roja, Reina Roja, en los andenes y en los vagones del metro la gente lee Reina Roja, las clientas y los clientes te hablan de Reina Roja, en el Twitter tod@s saben de Reina Roja. Llega la Feria del Libro, decido sobre todo hacer Españita y entonces uno de los libros en los que pienso automáticamente es en Reina Roja, lo cojo, le doy la vuelta para mirar la contraportada a ver de qué va y  encuentro dos palabras, "Lavapiés" y "Antonia Scott", en ese mismo momento sé que tengo que leérmelo.

Diría tantas cosas que no sé muy bien ni qué decir. No voy a hablar ni de qué va porque no hace falta, si no sabes nada casi mejor, o no, da igual, en cualquier caso va a parar tu mundo, vas a decir "una más, una página más, bueno, sólo otra" y te van a dar las tres de la mañana y a lo mejor incluso te levantas a las siete al "día siguiente" pero esta vez no importa tanto porque con suerte aún te queda libro. Y te lo llevas hasta al baño que es lo que se hacía antes de Instagram porque necesitas saber qué está pasando.

Encima tiene un final magnífico, redondo, tan bien escrito. Y como detalle personal decir que amo el modo en que retrata Madrid.
Yo tengo un gato que se llamaba Jon antes, por Jon Snow, pero uno de los protagonistas se llama Jon Gutiérrez y es el mejor así que ahora le llamo Jon un poco por los dos, ya se me pasará.
Aún no sé seguro a quién veo yo de actor para interpretarlo pero no me cabe duda de que esto lo tienen que hacer HBO o NETFLIX, que se den prisa las dos. Ah, para Antonia Scott me pega mucho Leonor Watling.

En fin, que esperando la próxima historia de ellos quedo, a esta le pongo un 10 sobre 10.

Una última cosa, a ver qué me leo ahora, pobre al que le toque... creo que me iré a por alguien extranjero.

jueves, 13 de junio de 2019

DROGON



Sus alas se batieron alejándolos de Desembarco del Rey. El animal, todavía furioso, rebasó las nubes. El cuerpo menudo de la reina descansaba protegido entre sus garras que la sostenían con extrema delicadeza. Un quejido desgarrador partía el firmamento a su paso.

Lo sorprendió la mañana cerca de Los Peldaños de Piedra, incansable, con una determinación absoluta. Los que lo vieron lo contarían a sus descendientes durante generaciones en las noches de tormenta frente a las hogueras.

Ocurrió sobre las 14 Llamas de Valyria, las trenzas de Daenerys Targaryen comenzaron a deshacerse y su pelo, libre al fin, brilló al sol lanzando destellos violetas. Su único alto en el camino fue en la ciudad deshabitada de Zamettar. Drogon descendió en el mismo punto en el que cientos de años atrás lo había hecho Jaenara Belaerys a lomos de Terrax. Despositó con sumo cuidado a Daenerys y enroscó su cuerpo entorno a ella.
Mantícoras y guivernos se apostaban o volaban a una distancia prudencial para contemplar a la reina Targaryen y al dragón que la custodiaba. Hasta el infierno verde llegó durante la noche la noticia a través del viento y los fantasmas de las orillas de los ríos.
Los hombres manchados no se acercaron pero sí hubo algunos que acudieron a observarla a través de la espesura de los árboles.
Cuando por fin Drogon aferró a su madre de nuevo desplegando las alas y alzando el vuelo el continente entero permaneció en silencio.

Era ya noche cerrada cuando cruzó el mar de Jade y sobrevolaron Assahi de la Sombra. La ciudad estaba prácticamente desierta, tan sólo unos pocos alquimistas negros deambulaban por las calles esperando su llegada anunciada por los adoradores de la cabra.

Fue una vez dejado atrás Stygai que le vió y comenzó a descender. Se posó majestuoso en el suelo ante él y le penetró con sus ojos encendidos como brasas. El nigromante lanzó los restos del pez deforme que se estaba comiendo al río cenizas, sin mediar palabra se irgió y estiró los brazos. Drogon le confió el cuerpo de su madre, él sabría cómo proceder. Habían llegado a casa.


FIN